Si de pizzerías se trata, la calle Corrientes en Buenos Aires es la reina. A su largo, muchas pizzerías históricas son visitadas a diario por miles de argentinos que saben dónde está lo bueno y descubiertas por turistas que buscan decidirlo. En su intersección con la Avenida 9 de Julio, se encuentra La Rey, más precisamente al 961 de la calle que nunca duerme.
Este rincón porteño vio la luz por primera vez en 1953, cuando un grupo de comerciantes encabezados por el señor Pepe Rey y Manuel Barreiro decidieron poner juntos una pizzería. En 2010 los descendientes de los fundadores decidieron remodelarla para darle una imagen más moderna. Durante la demolición, se llevaron una grata sorpresa: descubrieron un horno de ladrillos, alimentado a leña y, sin dudarlo, decidieron ponerlo en funcionamiento.
Actualmente esta pizzería cuenta con 50 variedades de pizzas, entre las que se destaca, como especial de la casa, la de calamares. Sin embargo, Juan Pistón, asistente de caja, afirma que las más pedidas son las variedades más “comunes”. “La muzzarella es, por lejos, la que más sale. Después la fugazzeta, la de jamón y morrones o la napolitana. Pocos se animan a salir de esas”
La Rey se maneja mucho con promociones o combos, tal como ellos las llaman: dos porciones de muzzarella, una fainá y una gaseosa o chopp de cerveza sale $53, un precio razonable para quien quiere probar este manjar porteño. Por este motivo la muzzarella siempre está lista, caliente para servir de inmediato. Juan lo explica: “Queremos hacer sentir cómodo y mimado al cliente. Lo más importante es sacar todo rápido y calentito para que se lleve la mejor imagen y el mejor de los recuerdos”.