En Av. Juan Bautista Alberdi y Murgiondo, Mataderos, El Cedrón lleva casi un siglo haciendo pizzas. Una pizzería de culto para los fundamentalistas de la vieja orden, y una referencia en la historia del barrio.
«La Primera Curva» fue el primer bodegón que se instaló en esa esquina , allá por el 1908 y 27 años después, en 1935, Don Manuel Cedrón la compró y la llamó «Bar El Cedrón«. Unos 15 años más tarde, se modernizó el salón que da a calle Murgiondo, y el barrio empezaba a darse cuenta de que una leyenda había nacido.
Un busto en la esquina en honor al boxeador Justo Suárez y las banderas de Nueva Chicago llenan el ambiente de identidad local y olor a fútbol. Por las noches, y especialmente los fines de semana, es probable que tengas que esperar un poco, pero valdrá la pena.
Todos los comensales acuerdan en que en El Cedrón las pizzas salen rápido, y es que la maquinaria está bien aceitada. Fainá común y de cebolla para acompañar la muzza, que con masa al molde, bien gruesa y buen aceitosa, cumple con todas las exigencias de una verdadera pizza porteña.
La pizza de roquefort y nueces, la de verdura y salsa blanca y la de espinaca con queso ocupan los lugares preponderantes en la lista de pedidos más frecuentes. La clásica de jamón y morrones es otra de las variedades que no se pueden dejar de probar.
El lema de El Cedrón es “Date una vuelta, vas a volver”. Mozos de la vieja guardia, un ambiente sin rebusques de un Buenos Aires profundo que de pizzas, sabe y mucho.