Una de las pizzerías clásicas de Quilmes y la zona sur. Si vas por ahí no tenés que dejar de probar la de jamón y morrones y la de fugazzeta.
Pizzería Los Blancos lleva haciendo pizzas unos 50 años, un tiempo de trabajo que permite entablar relaciones profundas con el lugar y con la gente que lo visita. Creada por los hermanos Blanco y un cuñado a fines de los años ‘60, hoy el lugar sigue siendo clásico sin perder su alma de barrio.
“Mi padre y su hermano, fundaron junto a un cuñado, Manuel Vázquez, esta pizzería. Los Blancos se fundó en Wilde en el año ‘67, donde estuvo 10 años y en el ‘77 nos instalamos acá en Quilmes”, cuenta Sebastián Blanco Lei, el hijo de uno de los fundadores.
Según lo define Sebastián, Los Blancos es un típica pizzeria al paso. “La idea es poder algo simple con un servicio dinámico. La gente viene acá muy al paso, comerciantes, gente que para para almorzar, comer un par de porciones y seguir”.
Se venden porciones, pizzas grandes o chicas, no hay muchos gustos, alrededor de 15 variedades y alguna que otra empanada. La fugazza de cebolla es una de las referencias de la casa
Unas mesitas de rojo furioso en la vereda que hacen juego con un cartel sencillo pero llamativo, unas barritas en el salón un poquito apretado pero suficiente para una pausa, y una cocina a la vista que deja a la luz la buena calidad de las pizzas.
Un dato no menor, Jorge, el maestro pizzero, hace 40 años que está en Los Blancos. “Hemos alimentado a cuatro generaciones de familias”, dice Sebastián con orgullo, y lo seguirán haciendo.