En Av. Corrientes 5588, se encuentra ubicada la legendaria pizzería Nápoles, que desde los años ’60 ofrece una gran variedad de sabrosas pizzas, excelente atención y un arsenal de historias que reúne a grandes personajes de la cultura argentina, entre ellos Osvaldo Pugliese.
Villa Crespo explota de pizzerías, sin embargo, algunas aún continúan guardando entre sus vecinos, ese olorcito particular a los recuerdos pasados del barrio, los amigos que ya no están y las salidas domingueras.
Eduardo, el maestro pastelero de Nápoles, trabaja en la pizzería hace más de 40 años, y pese que el negocio está abierto desde la década del ’60, hoy funciona bajo otros dueños. Nadie recuerda el porqué del nombre (sus dueños originales eran gallegos) pero todo remite a la evocación de la ciudad cuna de la pizza.
Antes la pizzería estaba en la esquina, donde ahora está la Continental. En aquellos años, al frente funcionaba el Cine de Villa Crespo de Alejandro Romay, y la gente del barrio acostumbraba pasar por Nápoles a la salida del cine, y luego a la legendaria Heladería Trieste, que ya cerró sus puertas.
El mozo Alberto Severino Ruíz, ganó el concurso como mejor mozo del barrio en el 2008 y – realizado por una asociación barrial – mientras nos muestra con orgullo su diploma enmarcado, nos cuenta que la mujer de Osvaldo Pugliese le entregó el premio. La amabilidad de Alberto fluye con cada cliente que entra al local, a quienes invita una empanada mientras esperan el pedido.
El secreto de la pizza
Hay muchas pizzas ricas en esta ciudad, y muchas recetas particulares que arrastran años de tradición, pero encontrar ese ingrediente secreto que la hace única, no es tarea fácil. ¿Qué es lo que hace que la pizza de Nápoles sea tan rica? Un chimichurri especial – no como el del asado- que le ponen a la salsa de tomate.
Hay 3 especialidades dignas de degustar: la especialidad de la casa, pizza Nápoles, que lleva jamón, morrones, aceitunas, muzzarella y ricota; la fugazzeta: otro clásico bien porteño que nunca falla y la pizza de espinaca con salsa blanca, grande y llenadora.
Amigas jugando buraco un domingo por la tarde, clientes de toda la vida, trabajadores que ya son parte del lugar, y un barrio que reconoce a sus esquinas predilectas, porque la pizza en Buenos Aires también es cultura.