En Barracas, Los Campeones es una pizzería histórica que conjuga la línea clásica de las pizzerías porteñas con una atención eficiente y prolija, pizzas muy bien logradas y un ambiente acogedor que vale la pena conocer.
Sebastián Conde, es el encargado de Los Campeones, una pizzería que está en pie desde 1954; un lugar lleno de historia que administración nueva mediante, logró mantener su legado vivo mientras sumaba prácticas de calidad.
Un ejemplo de ello es “Porciones de nuestra historia”, un proyecto que intenta recopilar todas aquellas anécdotas que se generaron dentro del local y que luego serán volcadas en un formato de libro.
“Este proyecto nació a raíz de la gente; son historias que le pasaron a la gente acá dentro y la idea es que se animen, que lo cuenten, y con eso armar un libro”. A través de la fan page de Facebook se puede participar en esta interesante propuesta que hace a la historia del lugar, su gente y su barrio y que ya cuenta con varias historias interesantes.
Lo tradicional y lo destacado
“Lo tradicional acá es la pizza a la piedra, está la opción al molde pero la gente viene a buscar la pizza a la piedra. La muzzarella con fainá y la fugazzeta es lo más clásico. No tenemos gran variedad de sabores pero lo poco que hay es bueno. La idea no es abarcar mucho, sino que lo poco que tenemos, hacerlo bien”, nos cuenta Sebastián y la pizza que nos invita habla de ello por sí sola.
“¿Lo destacado? La pizza de provolone, que si bien es una de las más caras, es una de las que más sale. Nosotros lo cortamos al queso en lonjas, entonces cuando cortas una porción te toca si o si un pedazo e provolone”, explica.
Paredes llenas de recuerdos del barrio, de cuadros de diferentes equipos de fútbol (hasta una foto autografiada por Martín Palermo), el horno a la vista, una iluminación muy cuidada y espacios prolijamente montados, dan a la pizzería un aire muy especial, donde se nota que nada ha quedado librado al azar.
En la barra te atiende Sebastián con mucho profesionalismo y los mozos despliegan sus dotes con mucha amabilidad. Tiene dos salones, una gran vidriera y una de las pizzas más ricas de la zona.